Tecnología
fija se refiere a aquella tecnología que no puede utilizarse en otros
productos o servicios o que es difícil adaptarlas para otros usos. Simplemente
sirve para lo que fue creada y nada más.
Un
ejemplo simple es un bolígrafo, es una tecnología que sólo sirve para escribir
y nada más que para eso. Un vaso contiene un líquido y nada más que eso. Una
guitarra es una maravillosa tecnología para producir música, pero sirve nada
más que para eso.
Una
tecnología fija no necesariamente es un objeto tecnológico (como el bolígrafo
mencionado en el ejemplo), sino que puede hacer referencia también al
conocimiento técnico y las materias primas que no se adaptan o no se aplican a
otros productos o servicios.
Por
ejemplo, la técnica de construcción de casas de barro es una tecnología fija
que no ha cambiado casi en nada en los últimos milenios. El adobe con el que se
construye una casa de barro es una materia prima que puede clasificarse como
tecnología fija, el adobe es así desde hace cientos de siglos.
Por
extensión, también puede decirse que la tecnología fija es aquella tecnología
que no cambia continuamente o que se adapta lentamente, como por ejemplo, las
tecnologías de las refinerías de petróleo, de la siderúrgica, del cemento y
petroquímica, de la industria del vidrio, etc. Son todas industrias
tecnológicas de lenta evolución.
Las
tecnologías fijas contrastan con las tecnologías flexibles, que son
aquellas que pueden emplearse en distintos ámbitos o áreas de aplicación. Por
ejemplo, un chip puede emplearse en tarjetas de crédito, pasaportes,
televisores, computadoras, etc. También el chip es una tecnología que
está en constante evolución. También son flexibles las industrias que se
adaptan a los cambios rápidamente.
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